Y ha llegado la entrada super cursi
O nos levantamos con ganas o nos levantamos igual, pero con café en la mano. Hoy me descubro escritora de repente, con Lars ladrando como un poseso, el café sin preparar y la cabeza medio bloqueada. Me suena que en Dirty Dancing o Grease alguien gritaba «¡Venga chicos y chicas!», así que lo hago mío.
Y sí, Grease y Dirty Dancing. Tópicos de la edad, películas recurrentes en la familia, aquellas que veíamos mi hermana Elaia (cuyo nombre ya mencioné antes, pero que aquí ficcionalizamos) y yo con nuestra prima materna Selena, a veces, comiendo pipas y sin preocuparnos por las migas en el sofá. Como también con Ana de las Tejas Verdes, porque había algo en ese mundo de casas con tejados de colores, amistades leales y palabras bien dichas que nos atrapaba. Eran fantásticos momentos de sábado, cuando las preocupaciones eran pocas y el tiempo parecía alargarse entre risas y diálogos que, sin darnos cuenta, se nos quedaron grabados.
Así que, venga, ¡vamos con energía! Si Vargas Llosa se levanta temprano a escribir, yo también puedo intentarlo. Voy a darme unas técnicas para enfrentar el día con dignidad:
–Ir al osteópata, a ver si mi espalda deja de quejarse.
–Pasear con los perros, aunque no sé si me oxigeno yo o ellos, pero algo mejora.
–Comer tacos de tofu, porque lo vegetariano no está reñido con lo delicioso.
–Beber infusiones, aunque seguro termino volviendo al café.
–Escuchar música, siempre música, que es mi hilo invisible con la realidad.
–Llamar a personas que me quieren, pocas, pero las hay y valen por muchas.
Y más tarde disfrutaré de los pequeños milagros cotidianos: ver la foto de mi sobrino Sandro con una diadema de cachirulos porque en el cole han decidido que el carnaval sea una sucesión de consignas absurdas, esperar a que mi hijo Iker vuelva de la academia con una sonrisa o con mala leche, depende del día, porque eso es así. Mi madre enfadada por lo que escribo, un clásico. Mi hermano llamando para ver qué tal estoy, no por rutina, sino por amor, porque la familia es amor, aunque a veces parezca cualquier otra cosa.
Hoy no os preocupéis. Tengo un día sin dolor y todo se vuelve alegría. ¡QUÉ BIEN SE ESTÁ CUANDO SE ESTÁ BIEN!, grito.
El día está en marcha. Lars sigue ladrando, el café ya humea y, por alguna razón, siento que hoy casi todo saldrá bien.
O al menos, lo intentaremos.
Ah, y por si fuera poco, me viene a la cabeza «¡Don’t Stop Me Now!», de Queen. Freddie Mercury a lo grande con un chorreo de voz que transmite que lo estamos pasando demasiado bien para que alguien nos pare. Es, sin duda, la banda sonora perfecta para este momento. Porque después de la última entrada, hoy quiero reírme con lo que escribo, pasármelo bien y disfrutar.
Prometo hacer una entrada más seria cuando vuelva del osteópata.
«i DON’T WANT TO STOP AT ALL»
«THAT’S THE WAY IT SHOULD BE»


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