Un nuevo comienzo: sanando juntos a través del cuidado de perros

Como creo que os comenté en otra de mis publicaciones, llevo desde el mes de febrero de este año de baja por incapacidad temporal. Todo comenzó con una lumbociática muy fuerte que me postró en cama durante un mes entero. El dolor era tan insoportable que ni los fisios ni masajistas conseguían disminuir la fatiga, el cansancio y el, por qué no decirlo, sufrimiento físico.

De pie me encontraba malamente, acostada mejoraba un poco, pero solo los opiáceos como Tramadol, hacían suu efecto. A partir de ahí me pasó la lumbociática, pero se inició una serie de dolores generalizados por todo el cuerpo, musculares, muy agudos, que eran como pinchazos de agujas, corrientes eléctricas, espasmos, ardores, etc. Iban desde las cervicales a la zona lumbar, pasando por las dorsales. Se me diagnosticó fibromialgia, un poco como cajón de sastre de no saber exactamente qué es lo que tengo. En todo el periplo me aparecieron nódulos en la tiroides, quistes en el hígado, subida de colesterol y tensión arterial, o glucosa en el límite. He recorrido casi todas las especialidades: internista, digestivo, reumatología, traumatología, psiquiatría, endocrinología y doctora de cabecera y nadie sabe exactamente qué me ocurre.

Y sigo de baja muy medicada (Diazepam, Rivotril, Xeristar, Pregabalina, Irbersatan, Crestor, vitamina D3+K2, vitamina B12, Omega 3, 6 y 9, Tramadol con Paracetamol, Fibra para el intestino, etc. Me han hecho ecografía abdominal y de tiroides, un TC, radiografías y voy camino de la colonoscopia, si no se remedia la situación.

Podéis imaginaros la fatiga mental en todo este tiempo y la subida de los niveles de cortisol que generan estrés y ansiedad.

En septiembre tomé la decisión de ayudar a mi hijo con discapacidad para que pudiera aprender un oficio, ya que había estado en un Centro de Educación especial y pienso, que, si bien se independizó para manejar muchas cosas de la vida diaria, retrocedió en otras muchas. Y dimos el salto al cuidado de perros, que siempre me apasionaron y que ya desde pequeña habían supuesto una cura para mí. Ayudo a mi hijo a pasearlos, los alojamos en casa en guardería o por la noche. Desde que esto ocurre tengo que manifestar que me encuentro mejor, con más ánimo y que los dolores abdominales no son ya tan fuertes.

No practico ahora deporte porque el cuidado de mi hijo dependiente me exige mucho esfuerzo (os lo contaré en otro momento) Pero es cierto que tengo que ponerme, por lo menos, a caminar.

Pues aquí os dejo la página que hemos creado https://patasbiencuidadas.com/ para que le echéis un vistacito y nuestro perfil en Gudog, por si os hiciésemos falta. No hay duda de que eso nos ayudará tanto a él como a mí misma, sin yo pretenderlo.


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