Dedicado a mi cuñada, que me da buenas ideas
No recuerdo la hora exacta, podría buscarla en el WhatsApp, pero ayer mandé un mensaje a la familia diciendo que estaban todos invitados a pasar Nochebuena, Navidad, Fin de Año y Año Nuevo en mi casa. Añadí algo más, medio en broma: «por si me muero». No sé si es por la época o por una reflexión interna, pero últimamente me ronda esa idea. Porque, aunque no queramos pensar en ello, nunca sabemos si llegaremos a «hoy.»
Horas más tarde, mi cuñada me envió un vídeo de Rigoberta Bandini, titulado «Si muriera mañana». Me hizo gracia la coincidencia y, como siempre, me encantó su forma desenfadada y ligera que tiene Rigoberta para tratar algo tan denso.
Este es el vídeo:
Playa, amiga, cerveza, comida con maridito y paseíto.
«Con lo que me gusta vivir». Quiero vivir 400 años
Lo del tema de la mortalidad lo dejamos, si os parece, para otro momento. Hoy vamos a echarle un pulso a la vida. Cada una que piense por qué le gusta vivir y por qué querría hacerlo 400 años. A mí me gustaría ser inmortal, realmente. No entiendo muy bien que todo tenga que ser perecedero. Si somos tan perfectos, seámoslo un poco más.
Mientras no pueda vivir esos 400 años, no digo ya en otras vidas, tendré que quedarme con las 24 horas del día, que recomienzan después de cada sueño.
Mientras espero que la ciencia avance, aquí estoy, exprimiendo las 24 horas que me tocan cada día. Eso sí, por si acaso, me he sentado a pensar qué haría yo si muriera mañana (spoiler: no me salieron cosas muy originales, pero sí cosas que me harían feliz).
Ahí van mis siete deseos para un final épico:
- Que mi familia estuviera siempre unida. Aunque sé que en algún momento alguien discutiría por la receta del caldo.
- Dejar mi trabajo y dedicarme a ayudar a los demás. ¿Cómo? ¡Ni idea! Quizá abrazando árboles o adoptando plantas en crisis.
- Pasar mis días rodeada de animales. ¿Un refugio para perros? ¿Una granja de cabras felices? Me sirve todo lo que tenga pelo y no necesite WiFi.
- Vivir sin dinero. No es que quiera ser rica, ¡es que no quiero depender del banco! Sueño con pagar con sonrisas o algún trueque creativo.
- Viajar por el mundo… Aunque lo del avión me sigue pareciendo un deporte extremo. Quizá empiece con trenes y bicicletas.
- Leer y descansar todo lo que quiera, como una mezcla entre monje zen y gato doméstico.
- Reírme muchísimo. Reírme de mí, de la vida y, por qué no, de la muerte.
Eso sí, para llegar a esos 400 años que quiero, debería cuidarme un poco más. Pero, claro, el sofá tiene un imán que no puedo explicar.
Así que, mientras sigo peleándome con las verduras y la bicicleta estática, os lanzo una pregunta: ¿qué haríais vosotros si mañana no estuviéramos aquí?
Yo seguiré pensando en vivir la vida como Rigoberta canta: con ganas, sin miedo y, sobre todo, echándome unas buenas risas. 😄



Deja un comentario