«Tenía un sueño en tiempos ya pasados, cuando la esperanza era grande y la vida valía la pena…»

Fantine canta I Dreamed a Dream en el musical de Los Miserables en un momento de absoluta desesperación. Expulsada de la fábrica, condenada por su pobreza y explotada por una sociedad que le da la espalda, la vemos caer en la indigencia mientras recuerda un pasado en el que creía en la felicidad. Su tragedia no es solo la de una mujer en la Francia del siglo XIX, sino la de tantos otros en la novela de Victor Hugo y la de los miserables de hoy en día.

Cuando Hugo publicó Los Miserables en 1862, no solo contaba una historia, sino que denunciaba la miseria y la injusticia de su tiempo. Fantine representa a las mujeres pobres que, sin recursos ni protección, son devoradas por un sistema implacable. La canción en el musical amplifica su tragedia con una fuerza universal: un himno a la pérdida de la esperanza. La interpretación de Anne Hathaway en la película de 2012 mostró una crudeza desgarradora, sin adornos ni artificios, solo el rostro de alguien que ha perdido todo.

Pero la historia de Fantine no es solo ficción. Hoy sigue habiendo personas que caen en la pobreza porque el sistema no les da alternativas. Trabajadores explotados, madres solteras que no llegan a fin de mes, migrantes que buscan una vida mejor y son rechazados, jóvenes con sueños que se estrellan contra la precariedad laboral. El propio Jean Valjean, condenado por robar pan para sobrevivir, es un reflejo de los que son castigados en lugar de ser ayudados. La cárcel, la calle, la marginación… siguen siendo el destino de aquellos que, como Fantine, simplemente intentan vivir.

Cada vez que alguien canta I Dreamed a Dream, no solo revive la historia de Fantine, sino la de todos los que, en algún lugar del mundo, ven cómo sus sueños se desmoronan ante una sociedad que les da la espalda. Victor Hugo escribió: «Mientras haya en la tierra ignorancia y miseria, libros como este pueden no ser inútiles.» Más de 150 años después, Los Miserables sigue siendo un espejo en el que deberíamos mirarnos.