La crisis de los medios: verdades y mentiras en la información

La situación que vivimos hoy con los medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales, es alarmante. Constantemente nos bombardean con información que, en muchos casos, no tiene fundamento alguno, pero que sigue circulando como un mantra. Los bulos, la posverdad, las mentiras y las tergiversaciones de la realidad se están convirtiendo en una herramienta poderosa para manipular la opinión pública. Y no se trata solo de grandes titulares, sino de la forma en que, poco a poco, las mentiras se infiltran en nuestras conversaciones cotidianas, moldeando lo que pensamos, lo que sentimos, e incluso cómo actuamos.

Ayer, los eventos que ocurrieron con David Broncano en La Revuelta y Pablo Motos en El Hormiguero no hacen más que poner de manifiesto esta grave situación. Jorge Martín, el piloto de motociclismo, fue el centro de la controversia, después de que Pablo Motos le prohibiera asistir primero al programa de Broncano. Este tipo de juego mediático y las decisiones impulsadas por grandes egos y disputas entre presentadores nos muestran lo que realmente está sucediendo detrás de las cámaras: una lucha por el poder, por el control de la audiencia, a costa de lo que sea. No importa que el público, el espectador, se vea en medio de todo esto, como una víctima más de un juego de figuras maquiavélicas.

El comportamiento de Motos, en especial sus excusas absurdas para justificar sus acciones, no tiene cabida en este contexto. No estamos hablando de competencias profesionales, sino de un mínimo respeto por la información que se transmite y por las personas a las que se les ofrece. Los medios tienen la responsabilidad de ofrecer un contenido respetuoso, sincero y veraz. Pero, lamentablemente, muchos de estos se han convertido en herramientas de control donde todo vale con tal de mantener la audiencia, incluso si eso significa despreciar la verdad.

Lo peor es que, detrás de estas cámaras, hay personas, como tú y yo, trabajando, personas que se ven relegadas a poner imágenes no sé si calificarlas de absurdas, cómicas, o mejores que cualquier otra cosa, como fue la berrea, ciervos corriendo o en un combate de astas, águilas con las alas sujetas por una serpiente y todo esto porque alguien con más soberanía ha decidido qué es lo que debe hacerse, sin importar el daño que cause. Esta falta de ética está arrastrando a mucha gente, sin que se den cuenta de que son utilizados, condicionados, y que sus mentes están siendo moldeadas por egos desmesurados.

¡Ya está bien! Es tiempo de poner límites. La sociedad no puede seguir aceptando este tipo de actitudes. Necesitamos medios responsables, necesitamos que los egos no interfieran con el trabajo serio y ético de quienes se encargan de informar. El respeto debe primar por encima de la competitividad. Y sí, es hora de gritar un «basta»: basta de abusadores, basta de manipuladores, basta de la constante mentira. Necesitamos un cambio, porque la verdad no debe estar en manos de los más poderosos, sino de aquellos dispuestos a defenderla con integridad.


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