Gurdjieff y el arte de vivir despiertas: una brújula para el caos cotidiano

A M., en el día de su 58 cumpleaños

Imagina que estás atrapado en un atasco, revisando el móvil compulsivamente, con la mente saltando de una preocupación a otra (en la tradición china esto se llama «mente de mono») En medio de ese torbellino, quizás te detengas un segundo y te preguntes: ¿Qué estoy haciendo con mi vida?. George Gurdjieff, místico y filósofo del siglo XX, dedicó su existencia a esta pregunta, desentrañando los mecanismos que nos mantienen en piloto automático y proponiendo un camino para despertar.

¿Quién era este tal Gurdjieff?

No esperes encontrar a Gurdjieff como protagonista de una típica biografía espiritual. Nació en 1867 en el Cáucaso, una región donde las culturas y creencias se entrecruzan como en un bazar. Viajó incansablemente por Asia Central, Oriente Medio y África del Norte, recopilando enseñanzas que luego transformó en un sistema único: el Cuarto Camino.

Su visión puede resumirse en una frase provocadora: «El hombre vive dormido y no sabe que está dormido.» Es decir, actuamos como autómatas, impulsados por hábitos y emociones, sin cuestionar si realmente estamos presentes en nuestras vidas.

El cuarto camino explicado sin rodeos

Antes de Gurdjieff, ya existían tres formas clásicas de desarrollo espiritual:

  1. El camino del faquir, centrado en la fuerza de voluntad y el cuerpo.
  2. El camino del monje, que se apoya en la devoción y las emociones.
  3. El camino del yogui, dedicado a la mente y el conocimiento.

El problema, según el autor, es que estos métodos requieren renunciar al mundo. Aquí entra el Cuarto Camino, diseñado para quienes no quieren dejar de lado sus vidas cotidianas. Este enfoque busca armonizar cuerpo, emociones y mente mientras trabajamos, cuidamos a la familia o intentamos no quemar la cena.

Como él mismo dijo: «El hombre es una máquina, pero puede dejar de serlo si aprende a trabajar sobre sí mismo.»

¿Cómo aplicarlo sin volverse loco?

1. Obsérvate sin filtros
La auto observación es el primer paso. ¿Cuántas cosas hacemos en modo automático? Desde preparar café hasta reaccionar a una crítica, nuestra vida está llena de actos reflejos. Detenerte a observarlos, sin juzgarte, es ya un acto de despertar.

2. Encuentra el equilibrio interno
Para Gurdjieff, vivimos desequilibrados. Nos obsesionamos con los pensamientos, ignoramos nuestras emociones o castigamos al cuerpo. Practicar un poco de todo –ejercicio físico, expresión emocional y reflexión mental– es clave para encontrar armonía.

3. Aprende de los obstáculos
Las dificultades no son un castigo; son maestros disfrazados. Como decía Gurdjieff: «las personas que nos hacen sufrir son los verdaderos educadores.» Transformar los problemas en oportunidades de aprendizaje puede cambiar nuestra perspectiva de la vida.

4. Trabaja en grupo
Aunque el desarrollo personal parece una tarea solitaria, el Cuarto Camino enfatiza la importancia de compartir el proceso. Los demás actúan como espejos, ayudándonos a ver lo que no podemos percibir solos.

¿Qué libros leer para empezar?

Si este enfoque te intriga, aquí tienes tres libros esenciales:

  • Encuentros con hombres notables: una autobiografía disfrazada de novela, repleta de anécdotas sobre sus viajes y aprendizajes. Por cierto. Hay una película sobre este libro.
  • Relatos de Belcebú a su nieto: filosofía, misticismo y metáforas en un libro que no es para leer de un tirón, pero sí para reflexionar.
  • La vida es real solo cuando «yo soy.»: reflexiones sobre cómo vivir con autenticidad.

Por qué todo esto importa ahora más que nunca

Gurdjieff no tenía que lidiar con notificaciones constantes ni con las redes sociales, pero su mensaje encaja perfectamente en nuestra época. Vivimos distraídos, acelerados y desconectados de nosotros mismos. Sus enseñanzas nos invitan a detenernos, observarnos y tomar las riendas de nuestra existencia.

Y si todo esto suena demasiado elevado, piensa en esta frase suya como una brújula: «No es lo que hacemos lo que importa, sino cómo lo hacemos.» La próxima vez que laves los platos o camines al trabajo, hazlo con atención. Podría ser el primer paso hacia un despertar que transforme tu vida.


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