Elon Musk: el esperpento del capitalismo moderno


Elon Musk, la mente detrás de SpaceX y Tesla, es ahora el líder del polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) bajo el mandato de Donald Trump. Este puesto, cuyo objetivo es «desmantelar la burocracia», ya es conocido por sus propuestas de despidos masivos y recortes drásticos a programas esenciales, como subvenciones públicas o servicios fundamentales. Lo curioso es que el nombre DOGE, que recuerda a un meme que se hizo popular en 2013, basado en un perro shiba inu, parece una burla, como si la seriedad de gobernar pudiera reducirse a una broma de internet. Pero los efectos de esta oficina serán todo menos cómicos​.

Desde Pantín, por las noches, observo en el cielo, sentada en la silla de rayas de la playa, los satélites de Musk, alineados como una fila interminable. Parecen decir: «estamos aquí, somos inevitables». Su presencia no solo invade los cielos, compitiendo con las estrellas, sino también las vidas de quienes buscan conectividad en regiones apartadas, mientras otros se enfrentan a problemas mucho más básicos: agua potable, comida o estabilidad económica. Este espectáculo de progreso tecnológico deja al descubierto las fracturas de un sistema que perpetúa las desigualdades entre el llamado «primer» y «tercer mundo.»

Reconozcamos que Musk tuvo un camino difícil. Su infancia estuvo marcada por el acoso, y sus decisiones y esfuerzo, quizá el azar, lo llevaron a la cima del éxito. Pero, ¿qué ha hecho este hombre con este privilegio? Se ha convertido, nada más y nada menos, en el estandarte de un capitalismo despiadado, donde los beneficios económicos siempre están por encima de las personas. Su red social, X (antes Twitter), va perdiendo usuarios hacia alternativas como Bluesky, lo que refleja que su modelo no es tan incuestionable como parece​.

Bailes torpes

Lo que más me inquieta no son sus bailes torpes ni sus gestos exagerados, sino su capacidad para justificar cualquier cosa en nombre de la «eficiencia»: los recortes en derechos laborales, despidos masivos o, como hemos dicho, satélites que colonizan el cielo.Todo parece formar parte de una narrativa que prioriza el control y los beneficios económicos sin detenerse a pensar en las implicaciones humanas. Musk no es solo un hombre; es un síntoma de un sistema que premia la acumulación y el espectáculo sobre la equidad y el bienestar.

Una pregunta incómoda
¿Cómo duerme alguien como Musk por la noche? Es esta una pregunta que me surge al verlo en acción. Pero quizá la cuestión más importante sea: ¿cómo dormimos nosotros sabiendo que figuras como él tienen el poder de moldear nuestro presente y nuestro futuro?

Musk pudo usar su talento para cerrar brechas y construir un mundo más justo, pero optó por perpetuar desigualdades y dar forma a una estructura que no tiene reparos en dejar a tantos atrás. Musk, como muchos otros de los personajes de los que hablaremos, es el reflejo de un sistema que necesita replantearse. Es hora de formular hasta qué punto seguimos legitimando el poder de figuras que conforman el mundo a su imagen y semejanza.

¿Hasta cuándo seguiremos dejándonos guiar por estos esperpentos del capitalismo?

Enlaces

Noticia de El Universal:

<https://www.eluniversal.com.mx/mundo/elon-musk-preve-despidos-masivos-de-funcionarios-reducira-miles-de-millones-de-dolares-en-gastos-gubernamentales-reportan-medios/>

Noticia de El País:

<https://www.elpais.com.co/mundo/elon-musk-llega-al-gobierno-de-donald-trump-este-es-el-cargo-que-le-dio-el-nuevo-presidente-de-eeuu-1205.html>

Impacto de los satélites y recortes de Musk: Wall Street Journal.